Vivir en Madrid es como vivir en una selva, eso es lo que dice mi abuela. La pobre mujer no ha salido nunca del pueblo, vive en una pequeña aldea en la que apenas son unos cientos de vecinos, ni siquiera tienen internet con eso os lo digo todo. Para su cumpleaños la voy a llevar a conocer Madrid. Ella no se lo espera, pero voy a aprovechar que tengo que ir a dar baja coche madrid y voy a aprovechar a llevarla para que conozca las calles que tantas veces ha visto en la televisión y que se que le van a encantar aunque ella diga lo contrario.
Pienso llevarla a comerse un bocadillo de calamares a la plaza mayor y a tomar chocolate con churros a la gran vía, nada mejor que una visita guiada para enamorarse de la capital española. Estoy poniendo como excusa que tengo que ir a darle la baja a un vehiculo aunque en realidad, si no tuviera que ir para nada, también lo haría, solo por ver la cara de mi abuela, solo por saber que la voy a hacer feliz. Madrid tiene sus cosas bonitas y sus cosas que no lo son, la verdad es que hay muchas cosas que no me gustan de Madrid, como las aglomeraciones, los atascos, los precios de algunas cosas y en general todo lo que no es favorable para mi escasa economía. Eso si cuando se trata de la abuela cualquier cosa es buena. Las ocas buenas de Madrid, pues los bocatas de calamares, pasear por la plaza mayor, ir de compras en Domingo, quedar para tomar unas cañas con los amigos, tener buenos enlaces para poder moverte en el transporte público y un millón de cosas más que hacen de Madrid mi ciudad favorita del mundo.
Estoy segura de que mi abuela va a cavar tan enamorada de la ciudad como yo, de hecho seguro que se quiere venir a vivir conmigo, ella tienen un carácter muy abierto y pese a su elevada edad va acorde a los tiempos y se ha adaptado perfectamente a los cambios en la vida y a la introducción de las nuevas tecnologías, tiene una salud de hierro por lo que pronostico que va a estar con nosotros por lo menos otros ocho o diez años y eso es algo que llena el corazón de felicidad.